lunes, febrero 01, 2010

Cuatro hermanas, Jetta Carleton

Trad. María Teresa de Gispert. Libros del Asteroide, Barcelona, 2009. 416 pp. 21,95€

Carmen Fernández Etreros

La única novela de Jetta Carleton Cuatro hermanas nos traslada desde sus primeras páginas a un mundo rural y desparecido. Un mundo en el que la naturaleza es el motor de los días y las noches, y determina con su lentitud y calma la vida diaria de los protagonistas.
Los protagonistas de Cuatro hermanas son una familia americana que tiene la costumbre de reunirse juntos al anochecer para ver florecer las damas de noche. Una belleza efímera que les mantiene unidos día a día:
«Nos quedamos un rato esperando a que se abriera algún otro capullo tardío. Pero eso había sido todo por esa noche. La representación había terminado. Volvimos a casa sonriéndonos unos a otros, sintiéndonos más alegres, como renovados. El florecimiento de las damas de noche era como una especie de milagro, y como todos los auténticos milagros, tenía el poder de sanar» (pp. 40)
Sin embargo no es un libro más que cuenta la vida de una familia de generación en generación o de los amoríos de cuatro hermanas (ni encuentro el parecido con Mujercitas como he leído en algún artículo). La novela tras los primero capítulos da un giro magistral y nos muestra las debilidades y deseos de todos sus personajes desde los padres a las cuatro hijas. Se sumerge en la complejidad de las emociones humanas, en los vericuetos y en las relaciones pasionales.
Este último hallazgo de Libros del Asteroide fue la única novela que Jetta Carleton, (Misouri 1913-1999), publicó en su vida. Narra desde la última década del siglo diecinueve la historia de una familia originaria de Misouri, los Soames, formada por el padre Mathew, maestro de escuela, la madre Callie y las cuatro hermanas del título. El relato comienza el final de un verano de la familia en un granja de Renfro cuando los padres ya son ancianos y disfrutan de la visita de sus hijas. La narración nos lleva hacia atrás en el tiempo para contarnos la historia de la familia desde la infancia de los padres y su romance en la adolescencia hasta el momento de partida.
Novela de sentimientos, sin duda, en la que se analiza con bisturí las relaciones humanas entre padres e hijos, entre las hermanas, entre los abuelos y nietos. Y también reflejo de las locuras de los amores de verano y los amores prohibidos. Una vida que parece en los primeros capítulos plácida y aburrida pero que resulta marcada por secretos, tristes accidentes, deseos inconfesables y un espíritu común de mantener la familia unida a pesar de todos los vaivenes de la vida.
Quizás el libro intenta reflejar la lucha de sus protagonistas entre lo que desean y lo que realmente tienen. Sin duda merece la pena detenerse en el personaje del padre, el controvertido Matthew, un maestro de escuela que quiere dominar la vida de los miembros de su familia pero que es incapaz de detener sus propios deseos.
Lo mejor para mí es la tranquilidad y detalle con los que está contada la historia. Un recurso con el que logra que el lector disfrute y paladee la lectura, las historias y los relatos familiares. Lo más curioso, y seguro que la clave de la técnica literaria de la autora, es que acierta a narrar la misma historia desde la perspectiva de cada uno de los protagonistas con lo que cada lector tiene que reconstruir el puzzle con cada una de las piezas sueltas.
Un libro para leer con calma, para disfrutar, y una novela sorprendente y maravillosa, cuidadosa con los detalles y ante todo ambiciosa.

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