lunes, diciembre 15, 2014

La venganza de la geografía. Cómo los mapas condicionan el destino de las naciones, Robert Kaplan

Trad. Laura Martín. RBA, Barcelona, 2013, 483 pp. 25 €

Eduardo Fariña Poveda

Una versión del capítulo que dedica el libro a la situación geopolítica actual de China publicado en la revista Foreign Affairs fue el origen del nuevo libro de Robert Kaplan. El libro editado en español ya va por la quinta edición. La Venganza de la Geografía, como los mapas condicionan el destino de las naciones es un libro adecuado para ponerse al día en la actualidad política. La vasta documentación y la consideración de factores tales como el espacio, el clima, la distribución de los ríos y los movimientos cíclicos de la historia permiten hacer una lectura atenta sobre las razones del auge y la caída de civilizaciones que nos preceden. Las referencias a historiadores como Heródoto, Ibn Jaldún, Arnold Toynbee y Fernand Braudel más la inclinación del autor a la tendencia del realismo en geopolítica añaden diferentes piezas al rompecabezas que Kaplan arma: La geografía determina en última instancia el devenir histórico de las naciones y de los pueblos.
Periodista viajero y analista internacional, Kaplan es un reputado experto en política exterior y libros de viaje, siendo Fantasmas Balcánicos y El Retorno a la Antigüedad: La política de los guerreros conocidos libros suyos sobre ambos temas. Dividido en tres partes, La Venganza de la Geografía comienza detallando a quiénes advirtieron por primera vez que la geografía se impone a los planes estratégicos de los ejércitos. La segunda examina un mapa del siglo XXI donde las diversas potencias del nuevo escenario multipolar global se abren paso (Rusia, Irán, China, India y Turquía) todas situadas en Asia central. Salvo México, por estar al lado de Estados Unidos, Kaplan no augura un rol decisivo a los países latinoamericanos. Siguiendo las cuestionables tesis de Nicholas Spykman, Kaplan señala supuestas desventajas geográficas de países como Colombia, Venezuela, Brasil, Perú y Chile y que el corazón estratégico y geográfico del Nuevo Mundo es “El Mediterráneo Americano” (p. 132). Es decir la zona que comprende la cuenca del caribe y el Golfo de México. La tercera parte se centra en la situación actual de México, que es fundamental para la política exterior angloamericana.
Kaplan comienza su análisis con Hans J. Morgenthau, uno de los máximos exponentes de la teoría del realismo en las relaciones internacionales, quién escribe en 1948 Política entre las naciones: la lucha por el poder y la paz. Esta Teoría tiene por tesis principal que los Estados, como los seres humanos, se mueven de acuerdo a sus intereses particulares y personales; comandados por el instinto de supervivencia. El cuál, los puede obligar a actuar de forma egoísta si las circunstancias así lo ameritan, para romper acuerdos o deshacer alianzas, según sea el caso. Desde la lectura de la obra de Morgenthau, Kaplan recuerda que el origen de esta corriente viene desde hace 2400 atrás con la Guerra del Peloponeso. Más allá de las estrategias y los movimientos tecnológicos en el campo de batalla, la personalidad y las pasiones de los seres humanos juegan un papel trascendental «el carácter de un hombre de Estado desempeña un papel tan importante como su intelecto» (p. 54). Desde esta óptica, hace bien Kaplan en recordarnos que en política exterior pocas veces las buenas intenciones tienen resultados positivos. De acuerdo con el realismo, la situación de Irak se puede explicar mejor si atendemos a la evolución histórica de su territorio, que se explica por la disposición de su cartografía y la distribución de los diversos grupos étnicos de su territorio que acudiendo a los preceptos morales de Estados Unidos por instaurar allí su democracia neoliberal.
Otro de los importantes autores de Geopolítica a los que recurre el veterano periodista es a Halford J. Mackinder. Célebre por su ensayo de 1904 El Pivote Geográfico de la Historia, este autor señala que desde la era de los descubrimientos de España y Portugal hasta antes de 1900 se debería hablar de una Era Colombina, la cuál se caracteriza por el fin del territorio ignoto por descubrir para administrar política y económicamente. El continente euroasiático, donde habita el 75% de la población mundial debería cohesionarse de forma gradual, eliminando las barreras entre Europa, África y Asia. Kaplan examina minuciosamente las realidades de los países que bordean a Kazajistán, zona a la cuál Kaplan otorga el lugar del corazón de la riqueza energética por la cuál China y Rusia rivalizarán a lo largo de este siglo. Después de la Segunda Guerra Mundial, la geografía de Oriente Medio fue diseñada en muchos casos de forma arbitraria. Se establecieron fronteras que no se corresponden con las zonas de influencia de la diversidad tribal de zonas como por ejemplo el Hindu Kush en Pakistán.
El análisis sobre los desafíos de la India y la realidad Iraní son textos prodigiosamente bien ensamblados. Kaplan examina la riqueza cultural insondable de la India y como a lo largo de su historia ha soportado intensas invasiones musulmanes y como esto revela el dilema fronterizo con Pakistán. Casi en su totalidad, Irán se extiende en lo que era el Imperio Persa. Por lo tanto es un país con una riquísima cultura, vasto territorio con megaciudades donde habita una refinada clase intelectual y donde la población urbana vive intensamente los debates de la religión y del Estado. Es «un universo en sí mismo cuyo futuro eminentemente lo determinará la política interna y la situación social» (p. 351). Acostumbrados a ver y oír noticias negativas sobre este país, las cuáles suelen ser de hechos sobre el rígido control del Estado Islámico, leer el capítulo de Kaplan es una buena forma de entender más sobre la complejidad del caso iraní.
Respecto a México, Kaplan señala que Estados Unidos le debe dar tanto o más importancia que a Afganistán e Irak. Si bien en algunos momentos el tono de Kaplan se asemeja de forma algo desafortunada al de Samuel Huntington, se aprecia con claridad que el periodista viajero entiende muy bien y sin lamentaciones que si Estados Unidos desea jugar algún rol relevante en el futuro, pasa por convertirse en un Supraestado bilingüe en inglés y en español. Asimila con ágil soltura la tesis de Mackinder que sostiene que las civilizaciones interaccionan y se mezclan y no evolucionan de forma separada y enclaustrada como pensaban Toynbee, Sprengler y Huntington. Las interacciones de la población hispana que proviene de todo el sur del continente y la población angloparlante del norte, sus interacciones y sus relaciones, decidirán el destino de Estados Unidos. Su equilibrio frente a la Unión Europea liderada por Alemania, Rusia, China y Oriente Medio.
La venganza de la geografía es un libro sugestivo y muy bien documentado, que proporciona una multitud de datos importantes para comprender algunas dinámicas del mundo actual. Las descripciones de los valles, de las mesetas, las características de lo ríos navegables y los desiertos inconmensurables se unen a centros y periferias que han tratado durante siglos de conectarse o de desconectarse de algún poder, según sea el caso. A pesar de que tenemos Google Earth y vivimos inmersos en la Goblalización de Whatsapp y Twitter, Kaplan prefiere mantener el asombro por la monumentalidad del territorio «Porque, aunque seamos capaces de enviar satélites más allá del sistema solar –y aunque los mercados financieros y el ciberespacio no conozcan fronteras-, el Hindu Kush sigue siendo una barrera formidable» (p. 32).

1 comentario:

interbar dijo...

Creo que la visión de Kaplan sobre la primavera árabe y la posibilidad de democratización del Islam sólo puede calificarse de ciega.